"Lo que había disponible en el mercado no me gustaba y empecé a hacer cosas de mi estilo"
Los diseños de Gema López aKa Kuroneko están al alcance de cualquier bolsillo, por
un módico precio puedes romper con las modas y las tendencias y llevarte un diseño
exclusivo, en tiempos de crisis se agudiza el ingenio.
P: Los encargos son tanto para llevarte puesto, por
ejemplo camisetas, pantalones, playeros, broches, como los dibujos.
R: Al principio eran sólo dibujos, diseños. Luego
desde León me vino una oferta de
Abigail González, que lleva una tienda allí y necesitaba
a alguien que plasmara
los dibujos que
la gente quería en la ropa que ella vendía.
P: En ese momento fue cuando surgió la colaboración
con Crazi Cue ¿no?
R: Si. Al principio fue sólo para probar, porque yo
nunca había pintado sobre tela. Y la prueba acabó en que ahora hacemos desde camisetas hasta
zapatillas, todo lo que te puedas imaginar. Y aparte, lo de la madera y demás. Mi abuelo me dio la idea de decorar
cajas, o madera,
eso viene de familia. Digamos que a partir de Crazi Cue empecé
a pensar que cualquier reto puede ser bien recibido, sea donde sea. En una silla, una camiseta, unas zapatillas, un
muro… lo
que fuera.
P: A parte de con Crazi
Cue, ¿colaboras con alguien más?
R: Virginia fue la que me puso en contacto con Crazi Cue, por decirlo así ella es una chica
crazi , nos ayuda siempre, nos hace estar al día y nos da ideas. Abigail González, “Crazi Cue”, es el centro
neurálgico de todo este trabajo en equipo. Los
Lazos de Lola, vende broches, tocados y demás, y le dije
que podía utilizar mis dibujos, el resultado hasta la fecha es bastante bueno. Y también Nicky, una
dibujante en ciernes, en el tema de informática me da muchos consejos, y hace dibujos que podéis ver también
convertidos en complementos. Todas hacemos un tándem
y aunque cada una esté en una ciudad distinta nos intercomunicamos para sacar proyectos
adelante. Lo
bueno de esto es que,
cuando las cosas no te dan mucho dinero ni son muy ostentosas, que estás luchando y echando horas
para que todo salga adelante, te das cuenta de que el trabajo en equipo vale
muchísimo, es decir, que los
logros de una son los de todas. El beneficio personal consiste muchas más veces
en eso que en cualquier otra cosa. Saber que hay gente que te respalda y que valora
tu trabajo,
porque sabe las horas que le estás echando.
Fotografía: Los Lazos de Lola
P: ¿En Gijón todavía no tienes contactos para hacer
colaboraciones con alguna tienda de ropa o con algún sitio especializado en arte para
hacer exposiciones?
R: Todavía no, de momento no conozco a mucha
gente del mundillo,
entonces no puedo. Me
encantaría, pero por ahora con las exposiciones estoy más que satisfecha. Pero si se
diera la ocasión no me importaría abrir una tienda Kuroneko aquí mismo, aunque tenga repercusión online y puedas comprar por Internet,
pero esta es la ciudad en la que más a gusto he estado con diferencia.
P: Las exposiciones que tienes por Gijón ahora mismo
¿qué tal van?
R: La primera fue la del Café Pause y los cuadros siguen allí.
La gente se interesa, pregunta… el
hecho de que me dieran esta
oportunidad, y de que la gente sepa que Kuroneko existe, ha
valido para que se hagan nuevos encargos. En la taberna Gigia la idea era exponer diseños únicos para que la gente no tuviera que pagar el precio de una obra
original, que tuvieran
la opción de que fuera una lámina hecha a buena resolución pero sin tener que gastarse
mucho dinero para tener en su casa un cuadro que le gustase.
P: ¿Qué proceso de trabajo seguiste para realizar las
láminas de la exposición de la Gigia?
R: Primero las pinté, las escaneamos a buena resolución
y luego hicimos
las láminas. Quien
las quiera las puede
comprar, lo único es que son tiradas muy limitadas, es decir, la persona que la
vaya a comprar, a
parte de saber que no se va a gastar 100€ en un original, va a tener una lámina que a lo
mejor tienen 4
o 5 personas más. Está hecha a buena resolución, no es un folio impreso, está todo
estudiado, el papel es
de un gramaje especial con la impresión estudiada para que se vean bien todos los bordes,
retocado por ordenador.
Cuando te compras un cartel de una película sabes que lo tiene mucha más gente, esto es igual
pero lo va a tener muy poca gente y aun así te va a salir barato sabiendo lo que puede costar el
arte.
Fotografía: Kuroneko
P: Lo enfocas más en centrarte en las necesidades del
resto que en hacer algo y ponerle un precio, ¿no?
R: Si, aunque a veces hay que parar la máquina y
ponerse a dibujar algo que le apetezca a uno, porque si no te vuelves loco. De ahí salieron las
colecciones de exposición,
de hecho.
P: ¿Por qué elegiste el nombre de Kuroneko para tus creaciones?
R: A parte de que siempre me han gustado los gatos, durante mucho tiempo he sido muy oscura,
tanto vistiendo como interiormente. Y siempre me interesó la cultura japonesa, por eso busqué la traducción de “gato negro” en este idioma. Además hay una película japonesa
de terror de los 60 o 70 que se titula así.
P: ¿Cuál fue el primer encargo y el más raro?
R: El más raro, de complicado, fue
la guitarra sin duda. Llegó a mis manos una
guitarra que un colega me dio, la había encontrado en la basura y me dijo que si la podía
arreglar y customizar. La
guitarra venía sin
mástil, él se lo puso pero la madera estaba muy estropeada, así
que tuve que informarme sobre trabajos de luthiers y, como mi abuelo fue carpintero ebanista,
y mi padre también tiene
nociones, más
o menos tengo idea de
cómo tratar la madera y la reparé. Hice todo lo que había que hacer en la madera
y luego
la customicé. La guitarra se llamaba "fresca", tenía que llevar el
nombre.
Fotografía: Kuroneko
P: ¿Y cuánto estuviste hasta que quedó concluido el
trabajo?
R: Todas unas navidades, todos los días le daba algo
a la guitarra. O bien lijarla, pintarla, darle más manos de pintura. El barnizado
fue días y días de capas de barniz. Fue el encargo que más trabajo me llevó sin duda.
P: ¿Y el más raro de que te hayan pedido una cosa que
no te imaginas y te planteas como poder hacerlo?
R: Hombre, raro no tanto pero curioso fue el tatuaje de
Viajero del Tempo, un
cantante de hip-hop. Me dijo que quería un samurái, pero que en vez de una espada, llevara una pluma, como que luchara con las palabras, y que fuera
mezcla de irezumi (tatuaje
tradicional japonés)
con su rollo de cantante de hip-hop. Me llevó tiempo informarme y documentarme
pero el resultado me gustó bastante.
Fotografía: Kuroneko
P: El encargo más satisfactorio
R: ¿De haz lo que quieras? Hombre, la dríade. Dibujé
una dríade en DIN-A3 para Sara, mi colega de laboratorio de antropología y amiga.
Para hacer el
dibujo mezclé un montón de técnicas como rotrings, acuarelas, rotuladores, de todo
lo que encontré.
Ella al principio cuando vio la fotografía lo vio raro, porque en la imagen siempre
sale peor de lo que
es y,
cuando lo vio al natural le encantó. Ese yo creo que fue el más satisfactorio, primero
porque se lo quedó una persona que aprecio, y segundo porque me costó un trabajo bastante gordo que
al final tuvo su recompensa.
P: ¿El soporte más difícil para pintar cuál es?
R: Hay determinados tipos de tela que son
dificilísimos de pintar. La de los vaqueros sobre todo. Más que por lo que cueste
pintarlo,
por lo que pueda durar, el vaquero es una tela demasiado dura y lo destrozamos
todos. Y me da mucho miedo pensar que el dibujo que hago se vaya al traste muy rápido,
por lo que intento fijarlo más para que la gente lo pueda disfrutar más. Hombre, no hay prenda de ropa que sea eterna.
Pero sí,
la tela de vaquero
a mi me da mucha grimilla.
P: ¿Has pintado alguna vez sobre distintos tipos de
pieles?
R: Sobre cuero no he pintado nunca. Sobre piel vuelta
es fácil porque la pintura se
agarra bien. Y sobre la lycra sí que hay problemas,
esa tela es muy difícil fijarla y que no quede alguna arruga. Hay que meterle muchas horas
para que quede bien.
P: Para los cuadros ¿te basas en un boceto o te
sientas ante lo que vas a pintar y lo plasmas?
R: La verdad es que estoy peleada con
copiar. Como hay tantos encargos en el aire yo prefiero sentarme
y,
lo que se me ocurre, plasmarlo.
A lo mejor para las proporciones
corporales utilizo fotos guía, de lo que sea, para hacerlas bien, pero que sea la idea que yo tenga
en la cabeza,
que no exista antes. Lo de copiar, aunque haga muchos encargos, no me gusta. Más que nada porque yo
tampoco lo valoro.
Fotografía: Kuroneko
P: ¿Por qué si te gusta tanto dibujar no elegiste una
carrera de artes en lugar de hacer biología y luego antropología?
R: Un día en el instituto, nos dijeron que nos iban a llevar a la
facultad de Bellas Artes a verla, yo llegué a mi casa diciendo "me voy a Bellas Artes", y mi padre me dejó claro que creía que en Bellas Artes no había futuro,
después ya le expliqué que íbamos de visita. Mi madre es de la opinión “da igual lo que
quieras ser, mientras intentes ser siempre la mejor en tu campo”. Les preocupaba que yo eligiera algo que no me
diera de comer en el futuro… Básicamente no era una idea que gustará mucho en el
entorno de mi casa.
P: ¿Ahora les gusta más viendo que con esto sacas
algo de beneficio?
R: Si, además ellos también me han hecho encargos. Al
principio decían que estaba perdiendo el tiempo, por lo típico de que los padres se preocupan al ver
que sus hijos han estado
estudiando una cosa,
y que al final no encuentran nada que tenga que ver con eso. Intentan
encauzarte, pero se han dado cuenta de que es una cosa que forma parte de mi y les gusta.
P: ¿Como encauzar una carrera que es Antropología, que no tiene que ver con las
artes ni tiene
ninguna rama artística, con tus dibujos?
R: Sí
tiene que ver, porque la antropología tiene parte de visualizar. Hice dibujos para congresos, o cuando hacía falta expresar alguna
cosa de la antropología
física, yo me expresa y estudiaba mucho mejor por dibujos,
haciéndolos de anatomía antes que escribirlos y describir todo con palabras. Aparte de los dibujos del congreso y los bocetos
para estudiar, dibujaba cosas que no tenían nada que ver, para relajarme y
cambiar el chip. Esa es otra, el dibujo relaja bastante. Y de paso, intento buscar una salida para
ver qué puedo hacer con mi vida
a parte de esto.
P: ¿Cuándo te diste cuenta de que era algo que te gustaba
y que encima te daba beneficio? Porque al fin y al cabo no se hace nada por amor
al arte.
R: Cuando estuve 4 meses en Madrid esperando una respuesta.
Estaba haciendo
un Máster,
el primer año era teórico,
en Coimbra (Portugal) y el segundo era práctico, un proyecto que teníamos en mente, y tenía que
realizar en Granada
por la especialidad. Digamos que Kuroneko
nació por culpa de la Antropología.
El tiempo
de espera, hasta marcharme a Granada, sin saber muy bien cómo iba a salir todo, ni cómo encauzar el
trabajo que
llevaba estudiando durante años, personalmente me empecé a hundir un poco en
la miseria entre ilusiones, dudas,
y tiempo muerto, me puse a dibujar y pensé que a lo mejor había gente
a la que le gustaría aprovechar mis dibujos o que los
podría comercializar. Y ahí empezó Kuroneko
, de todas esas horas de
incertidumbre.
Además soy una persona
que no puede estar quieta.
P: ¿Y ha sido una salida contra la crisis?
R: Contra la crisis personal y general. De hecho soy
partidaria de que si a la gente le gusta hacer determinadas cosas, o le relaja, o sencillamente les realiza como persona, que lo intenten compaginar con su vida normal, me parece
bastante lógico.
P: A tus padres les gusta, tu hermana tiene un montón
de diseños de Kuroneko ¿y te han pedido
alguna cosa tus abuelas?
R: La primera caja de madera que hice se la regalé a
mi abuelo Manolo, que ya había empezado a tener Alzheimer y se le olvidaban algunas
cosillas. Le dibujé
un paisaje marítimo
nocturno en una cajita por su cumpleaños, su último cumpleaños, dedicada por dentro. Y a mi abuelo Ladis, que los
últimos años estuvo bastante malo, también. Hice otra para él, fue la segunda cajita que hice,
eran hojas de un cerezo en flor. De hecho a día de hoy, cada una de esas cajas aún guarda cosas suyas. A
las abuelas no les había regalado nada, así que les hice dos dibujos enmarcados con kanji, siempre con flores y
agua. Y la verdad,
de las cajas que he hecho,
esas son a las que
les tengo mayor cariño, al fin y al cabo ellos eran los "dedosverdes"
de la familia, por
decirlo de alguna manera, siempre estaban
rodeados de plantas, de vida, y además sabían hacer cualquier cosa con las
manos.
Las abuelas, junto con mi madre y
mi hermana, cuando
vino el boom de
los anillos, de repente se volvieron locas, empezaron a probarse
todos los anillos que había estas navidades pasadas, y se quedaron cada una con uno.
P: ¿Por qué ahora también has empezado a vender bisutería?
Fotografía: Kuroneko
P: ¿Dónde nos podemos dirigir para comprar los
diseños de Kuroneko?
R: En Madrid, en La Tienda (Bravo Murillo, 232) hay bisutería. En León está Crazi Cue, en la calle Renueva
25, ahí se puede comprar de todo: parches, camisetas, vestidos, zapatillas (hemos pintado hasta corbatas para unos cómicos), y también se pueden hacer encargos de cualquier tipo.
Fotografía: Kuroneko&CraziCue
P: ¿Y una tienda exclusiva de Kuroneko?
R: El día que haya dinero, no se descarta porque al
mayor fan lo tengo en casa, muchas veces lo hemos pensado y hemos hecho números, lo que
pasa que ahora con las limitaciones económicas que hay, y con la falta de ayudas, es muy difícil plantearse abrir un negocio. Y si se abre, siempre con vistas al fracaso, tal y como están las cosas.
P: Por ahora la tienda online está funcionando
bien ¿verdad?
R: No es en sí una tienda online, pero funciona
bien, sobre todo el boca a boca, y que los precios son populares. No es que sea un precio de arte mayor, yo
nunca he
estudiado arte, intento que la gente esté a gusto con lo que encarga más que
hacer un lienzo
de 2 metros por 2 metros y dar todo de mí.
P: ¿Si te dieran a elegir entre seguir con Kuroneko o
volver a centrarte en tu carrera como antropóloga que elegirías?
R: ¿Elegir
entre una u otra? Me
metería de ello en lo de los huesos, pero inmiscuyendo a Kuroneko
en
el dibujo de antropología a saco. Kuroneko
ahora mismo es imposible pararlo, y me di cuenta hace tiempo. Es como mi alter ego y
es una cosa muy rara, pero
creo que Kuroneko, en
vez de desaparecer lo que se puede hacer es encauzarlo hacia otros campos… Yo creo que nunca voy a dejar de dibujar.
Fotografía: Kuroneko
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